¡Faif, forrr, zri, chu, wammm...! y los niños salen disparados a buscar los güevines, y mira que yo le explique a Mateo que "a muerte", que empujara a quien se le pusiera delante y mordiera si fuese necesario, pero aquí son tan disciplinados que el asunto no tuvo mucha emoción, ni un rasguño, ni un tímido pisotón, ni un solo rifi-rafe...
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